La intensa luz emitida por el sello iluminaba el sótano, proyectando sombras en movimiento sobre las paredes. El aire estaba cargado de electricidad, y cada respiro parecía vibrar con una energía oscura e implacable. El grupo permanecía inmóvil, rodeando el círculo casi completado, cada uno sintiendo el inmenso peso de los acontecimientos sobre sus hombros.
Lucas, siempre entrecerrando los ojos para proteger su visión de la luz, se volvió hacia Léa. — ¿Qué quieres decir con “una última opción”? Este sello está casi completo. La piedra está en su lugar… ¿Qué es lo que aún falta?
Léa desvió la mirada del sello, su rostro oscuro y lleno de una comprensión dolorosa. — Este sello… no solo retiene una fuerza. Es una barrera, pero también una prueba. Y todo lo que representa requiere una intención. Una prueba de… nuestra voluntad.
Alice, aún conmocionada por la muerte de Mélanie, avanzó bruscamente, con la voz temblorosa de rabia y miedo. — ¿Una prueba? ¿Quieres decir que aún exige un sacrif