Me bajé en la parada de buses más cercana a mi casa y caminé con calma. Jack aparentaba estar bien, pero algo en su semblante me demostraba que no lo estaba realmente.
Carla tenía razón cuando dijo que Jack jamás iba a demostrar estar mal, pues era de ese tipo de personas que no quería afectar al resto con sus problemas. Por eso sentía que algo no iba bien con su salud, y que él no estaba dispuesto a decirlo… aún.
Solo tenía que esperar a que se sintiera listo para contarme qué le ocurría.
Al acercarme a casa, noté que un auto estaba estacionado justo frente a la entrada. Me parecía familiar; estaba segura de haberlo visto antes, pero en ese momento no lograba recordar dónde.
Me acerqué con curiosidad… y entonces lo vi.
Phillip bajó del auto, y sin pensarlo corrí hacia él.
—Hola... —susurré justo antes de lanzarme a abrazarlo.
—¿Cómo estás? —preguntó él, y cuando nos separamos, vi cómo una sonrisa suave y sincera se formaba en sus labios.
—Bien, acabo de ir a casa de Jack —le devolví