Capítulo 48
María se sentó, tomó el tenedor y se llevó un trozo de costilla a la boca, pero lo escupió apenas lo masticó. Estaba crudo por dentro, imposible de masticar, y tenía un sabor desagradable.

Hizo una mueca:

—Lo hice siguiendo el libro de cocina, ¿cómo puede estar crudo?

—Vamos a comer fuera —Alejandro se levantó.

María había querido impresionarlo con sus habilidades culinarias y conquistar su estómago.

Pero solo había logrado hacer el ridículo.

—Es normal que no te salga bien si nunca has cocinado —dijo Alejandro.

María hizo un puchero:

—Cocinar parece fácil, pero es muy difícil. El punto de cocción, el orden y la cantidad de los ingredientes, todo importa.

—¿Ah sí? —Alejandro nunca lo había pensado, siempre creyó que las mujeres sabían cocinar por naturaleza.

Luciana ya cocinaba muy bien cuando se casaron.

Aunque pensándolo bien, era comprensible, Luciana y María venían de familias diferentes.

María había nacido en cuna de oro, la menor de la familia, mimada toda su vida, ¿cómo iba a sa
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