—No es...
Sebastián estaba a punto de explicarse cuando el sonido de un teléfono cortó lo que iba a decir.
Pareció molestarse un poco.
Sacó el teléfono y, antes de contestar, le dijo a Luciana:
—Espérame un momento.
Luciana no le hizo caso y aprovechó que él se había relajado para soltarse de su brazo.
—No te olvides de tomarte la medicina.
Dicho esto, salió corriendo hacia la puerta como si estuviera escapando.
Sebastián se enojó, luego contestó la llamada con tono serio:
—¿Qué pasó?
María se quedó un momento sorprendida, ¿quién lo habrá molestado?
¿Por qué estaba tan bravo?
—Papá y mamá te están llamando a casa —dijo María.
Sebastián preguntó:
—¿Dijeron algo más?
—No lo sé —respondió María, jugando con sus dedos.
Aunque lo del compromiso ya había pasado, ella aún sentía que sus papás no estaban contentos con Alejandro y su familia.
Pensaba que probablemente era por lo que pasó en la fiesta.
Sebastián dijo que ya lo sabía y colgó.
Tomó las llaves del auto y salió de casa. Mientras sub