Estela parpadeó, totalmente sorprendida.
—¿Hace cuántos días te divorciaste...? —preguntó, incrédula.
“¿Y ya tienes un novio tan guapo? Qué suerte tienes...” Estela pensó para sí misma.
—¿No será que como sabías que quería presentarte a alguien, me estás tomando el pelo? —dijo Estela, desconfiada. Pensaba que Luciana no podía haber encontrado a alguien tan rápido después del divorcio. Y además... ese tipo era hasta más guapo que Alejandro. Claro, no se veía tan adinerado ni tan elegante como él.
—Claro que no, tía —Luciana echó un vistazo al hombre que acompañaba a Estela y se aferró más fuerte al brazo de Sebastián.
Menos mal que lo había traído. Con lo insistente que era su tía, si hubiera venido sola, seguro la obligaba a hablar con ese hombre que trajo.
El hombre ya la miraba, con los ojos brillando de interés.
—Así que tú eres la sobrina de la que tanto me habló tu tía, ¿Luciana? —preguntó con una sonrisa.
—Sí, es linda, ¿verdad? —añadió Estela, orgullosa.
—Muy linda —asintió él,