Capítulo 129
Luciana alzó la vista y, cuando vio que era Miguel, le sonrió un poco.

—Sí, quedé de verme con una amiga aquí.

La expresión de Miguel cambió un poco.

—No es Daniela —dijo él, notando algo en su tono.

Luciana, de inmediato, habló con más formalidad.

—¿Tú también vienes a comer aquí?

—No, trabajo aquí —respondió Miguel.

Lo dijo tranquilo, como si fuera lo más normal del mundo.

—¿Trabajas? —recién ahí Luciana notó su uniforme.

—Licenciada Torres —Mailen se acercó rápido—. Perdón por llegar tarde, el tráfico estaba pesado.

—Yo también acabo de llegar —dijo Luciana, poniéndose de pie.

Mailen se sentó frente a ella.

Miguel les ofreció el menú.

—Miren lo que quieren pedir.

Mailen lo miró un momento antes de abrir la carta. Le echó un vistazo rápido y luego se volteó hacia Luciana.

—¿Qué se te antoja?

Miguel intervino:

—Aquí lo mejor es el arroz frito con mariscos y la langosta en vino. Esa está marinada en licor. Tienen que probarlo.

Luciana levantó la mirada hacia Miguel.

—Este es amigo mío
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