Luciana se marchó sin dudar, sin mirar atrás.
Alejandro le propinó una patada al estómago de Andrés:
—¿Qué pretendías al detenerme?
Andrés trastabilló un poco hacia atrás, derribando platos, cubiertos y copas al sujetarse de la mesa.
Ricardo y Joaquín intentaron mediar, sujetando con fuerza a Alejandro:
—Alejo, Andrés solo quiere ayudarte. Están alterados, si pelean ahora esto terminará mal.
Andrés se enderezó, arreglándose cuidadoso la ropa:
—Suéltenlo. Si quiere pelear, adelante. Estoy listo.
Alejandro rio con desprecio:
—Vaya, así que sí tenías intenciones de hacerlo.
Al ver a Luciana almorzando con otro hombre, Andrés supo que ya no podía seguir ocultándolo. Ya había perdido una vez. Esta vez quería intentarlo.
Había invitado a Luciana a propósito para enfrentar a Alejandro.
—Sí, siempre he tenido sentimientos por Luciana. La amo, más que tú, y desde antes que tú —confesó Andrés, sintiendo que se quitaba un peso de encima después de tantos años.
Ricardo y Joaquín se quedaron atónit