Empecé a escuchar los gemido de esos dos malditos y la vista se me terminó de nublar. Abrí la puerta de una patada y los encontré a ambos acostados en MI CAMA, desnudos y con el tipo entre las piernas de esa maldita dándole estocada tras estocada.
«¿Qué esperabas imbécil? ¿que estuvieran jugando a las venciditas?»
¿Me dolió? ¡por supuesto que me dolió! pero, por increíble que fuera, lo que más me dolía no era verlos en el acto, era lo que les había escuchado hablar...
El disparo al aire sonó y sí, su cara era de miedo, con eso se los dejaría claro... Esto me lo iban a pagar.
-¿Así con que les estoy allanando el camino a los Scott eh?
- ¡Jex, cariño!- me dice la muy maldita, tratando de esconder su desnudez-¿Qué... qué haces aquí?
-Es mi departamento ¿Se te olvida cariño?- Una carcajada salió de mi boca, sentía asco y las nauseas me estaban por matar, mientras el tipo se levantaba de mi cama y se cubría con el almohadón su pequeña humanidad.
Me abalancé contra el tipo y comencé a