Mi padre no aguantó más y se levantó de golpe, golpeando la mesa con la palma abierta.
—¿Entonces lo que estás diciendo es que Ofelia te engañó? ¿Que toda nuestra familia te estuvo mintiendo?
—Arturo es un buen hombre, nos trata con respeto. Aunque Ofelia apenas aceptó salir con él, todos en la familia lo vemos con buenos ojos.
Temiendo que papá se alterara demasiado, me acerqué a él con rapidez, acariciándole suavemente la espalda.
—Fernando, ya no vuelvas a hablar del compromiso de cuando éramos niños. Eso fue solo una broma de los mayores, no era en serio.
—Tú misma lo dijiste. ¿Ya lo olvidaste?
La reunión terminó con un silencio espeso y una incomodidad imposible de ignorar.
Al salir, empezó a nevar.
Apenas me senté en el coche, Fernando salió corriendo sin abrigo, con los ojos rojos como el vino tinto.
Me miró desesperado.
—Ofelia, lo mío con Lucía fue un simple capricho, nada más. Me dejé llevar por la novedad. Pero fue al perderte que entendí que todo lo que tenía contigo… era l