—Ofelia, cuánto tiempo sin verte.
Lucía se colgó del brazo de Fernando como si fuera lo más natural del mundo y me regaló una sonrisa dulce, casi demasiado perfecta para no esconder algo detrás.
Le devolví una sonrisa educada, dejé la copa sobre la mesa y, tras una respiración profunda, volví a centrarme en la conversación con la senpai.Por eso no noté cómo Fernando, detrás de mí, se quedó mirándome sin parpadear durante un buen rato.
Llevaba dos copas de vino y todavía tenía la cabeza clara. Fui al baño a lavarme las manos y aproveché para retocarme el maquillaje.
En el grupo estaban organizando una visita al profesor, al que todos seguíamos llamando así aunque ahora fuera presidente de la asociación de danza. Me había apoyado mucho cuando estudiaba, así que, por supuesto, yo también iba a ir.
Cuando me aseguré de que todo estaba impecable, empujé la puerta del baño.
—¿Ofelia? —Lucía apareció de repente, vestida con un vestido floreado.
—Hola —respondí.
Intenté pasar a su lado, pero d