La escena era de cualquier programa clasificado como de acción con contenido de violencia, Raffaella contó seis hombres con capucha y armados, más uno que se dirigió a ella y que, por su voz, reconoció que era el mismo que la había intimidado cuando salió a la tienda.
–¿Adónde crees que vas mi palomita?
No obtuvo respuesta porque de inmediato esos siete hombres estaban siendo amenazados por un grupo de uniformados como comando que los superaban en número de dos a uno y en sus manos tenían automáticas que barrerían las pistolas de los encapuchados.
–Bajen sus armas y no se les ocurra hacer ningún movimiento brusco ya que tenemos dedos sensibles y están justo en el gatillo –expresó el que podría ser el líder.
Los dos hombres que tenían el equipaje instaron a Raffaella y a sus acompañantes a seguir su camino hacia la camioneta blindada que las esperaba.
Las tres caminaron con pasos indecisos, sin despegar la vista de los encapuchados que ya estaban de rodillas y c