Pacientemente Ben aguardó hasta que el médico le dio todas las indicaciones, así cómo la documentación que le permitía salir del hospital sin inconvenientes.
–¿Me permite acompañarla hasta su casa? Quiero asegurarme de dejarla bien resguardada y ya pasa bastante de la medianoche.
–Después de la salvada que me dio no me creo capaz de negarle nada, así que puede acompañarme.
–Tomaremos un taxi ya que yo había salido a caminar para despejarme un poco.
–¿Tiene problemas? Si puedo ayudarlo en algo dígame, me siento en deuda con usted.
–Tranquila, no me debe nada –expresó al tiempo de detener un taxi, ella le dio la dirección y emprendieron camino.
–¿Usted vive cerca de donde me ayudó? Le pregunto porque tampoco quiero alejarlo tanto.
–No hay problema, la dejaré en la puerta de su casa y me regreso.
Jenya le sonrió y el corazón de Ben se saltó un latido, desde el principio tuvo intención de ayudarla a llegar