Olivia Barker desde que entró al lugar lo vio, destacaba aun sentado entre todos los clientes del restaurante, aguantó la respiración y pudo disimular antes de que Adrián la mirara.
Había atendido una invitación de un hombre que admiraba desde su adolescencia y le resultó un sueño hecho realidad cuando él la llamó y le ofreció llevarla a cenar unos días atrás, lo que no llegó a imaginarse nunca es que un irritante visitante con quien debía trabajar por unos días, iba a inquietarla tanto que la estaba obligando a hacer comparaciones en ese instante y lamentablemente su acompañante perdía de todas las formas posibles.
–Te pusiste tensa de repente –comentó su acompañante–, ¿sucede algo? –preguntó acucioso como leyéndola.
–No, es que no pensé que este lugar se llenara tanto.
–Lo hace porque la comida es exquisita, ¿qué te apetece?, espero que no seas una chica de ensaladas insípidas.
–Pues no, hago bastante ejercicio por mi cuenta y el entre