Al llegar a la fiesta, Mayte sintió que el aire estaba cargado de expectativas.
Era como si todos la estuvieran esperando, como si su presencia fuera el detonante de un espectáculo que ya había comenzado.
Cuando cruzó la puerta, el bullicio se detuvo por un instante, y todas las miradas se centraron en ella.
Fely sonrió al verla, un brillo de satisfacción en sus ojos, acompañada de las risas y murmullos de sus amigas.
Mayte se quitó el abrigo con un gesto decidido, pero la primera reacción de Fely no fue la que ella misma había anticipado.
En lugar de reírse de su hermanastra, una sombra de duda cruzó su rostro.
Mayte llevaba un vestido blanco corto que emulaba a una novia, un atuendo que había elegido con cuidado, decidido a desafiar las expectativas de todos.
El velo que adornaba su cabeza era un símbolo de su resistencia, mientras que las medias rojizas de la ropa interior sexy que había diseñado para esta ocasión eran un recordatorio de su propia sensualidad, un acto de desafío hac