Pronto llegó el día de la fiesta del bebé, un evento que todos habían esperado con emoción. Desde temprano, la casa estaba decorada con guirnaldas, luces suaves y mesas llenas de bocadillos y dulces temáticos.
Había un aire de celebración que se sentía incluso antes de que los invitados cruzaran la puerta. Poco a poco, familiares y amigos fueron llegando, trayendo regalos, flores y un entusiasmo contagioso que llenaba cada rincón.
La sala principal se convirtió en un punto de encuentro lleno de risas, abrazos y conversaciones alegres.
Para muchos, era la primera vez que se reunían después de meses ocupados, así que aprovecharon para ponerse al día mientras esperaban el momento principal: las revelaciones de los bebés que venían en camino.
Fiona y Aaron eran los primeros en compartir la noticia. Ambos estaban radiantes; Fiona llevaba un vestido blanco ligero que resaltaba su vientre ya redondeado, mientras que Aaron no dejaba de sonreír, claramente orgulloso y ansioso por el momento.
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