-No sé que decirte.
-No tienes porque decirme algo, cuñada. Basta con que estés aquí para saber que lo adoras.
-Y mucho -digo con una sonrisa-. No creí que amar con tanta intensidad se pudiera.
-Amor verdadero -dice Elliot-. Así lo llaman. Intentamos dar lo mejor de nosotros por la persona que amamos.
-Dímelo a mí -dice mi hermano sentándose a mi lado-. La he arruinado tantas veces que ya no sé que hacer para arreglar el próximo error.
-Hombres -dice mi concuñada sentándose al lado de Elliot-. No cometas más y ya está.
-Fácil decirlo -responde Alejandro-. Mi mujer no es nada fácil. Peleamos casi todo el día. Por cualquier cosa.
-Sin peleas, no hay diversión -responde Elliot-. Es lo mejor y lo peor de las relaciones, las peleas no acaban.
-Y el amor tampoco -responde su prometida.
-El hambre mucho menos -bromea Elliot.
-En unos minutos está lista la cena, calma -dice divertido mi hermano-. Debemos ser paciente para todo.
-Mi prometido no es nada paciente cuando tiene