Capítulo 255

―¿Así sin más? ¿En tan poco tiempo? No. Como mucho llamas por teléfono y encargas una pizza que viene en caja y no tienes ni que sacar cubiertos; pero organizar una cena con mantel, una copa para el agua, otra para el vino, ¿aros en las servilletas? Sonia, por favor, que tú eres de sacar el rollo de cocina…

―Pero déjala tranquila, Manu, mira que eres quisquilloso.

―La vecina de abajo no es María, ni vive con Richard; vive con su marido. Richard les vendió la casa y se marchó de este bloque el mismo día de su última postal. Ahí queda eso, ¿cómo se os queda el cuerpo?

―¡¡La virgen!! ―expresó Manu―. ¿Cómo sueltas eso sin anestesia?

―¿Y cómo te has enterado? ―preguntó Andrés.

―La vi salir con su marido de la mano, le pregunté al vecino de al lado quién era ese y me lo confirmó. Subí a casa y leí las postales.

―La culpa es tuya, Sonia, mira que odio decir "te lo dije", pero lo hice, Sonia, te dije que las leyeses. ¡Qué rabia! ¿Y qué más te contaba?

―Un montón de cosas preciosas, y que dejó
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