- Soy hombre - dijo - y su actitud provocativa rompió las pocas barreras que tenía.
Lo miré con desconcierto, casi con asco. Era tan básica su conducta y tan irracional que solo pude esbozar una mueca que no lograba esconder la repugnancia que me daban sus palabras.
Miré a la jovencita con lástima. Su inocencia la había llevado a entregar su corazón a un hombre que no merecía la más mínima gota de consideración.
- Yo... era tan ingenua - logró decir a modo de justificación y con una mirada de culpa y desesperanza que logró conmoverme - es mi culpa - agregó tratando de convencer - No debí enredarme con él, fui en contra de mi familia y de la lógica en estos casos y ahora estoy pagando un alto precio por ello, pensé que se había enamorado y que viviríamos una historia de cuentos de hadas, pero fue un infierno, maltratos y humillaciones fue lo único que encontré.
- Nunca te prometí nada - se apresuró a decir él- yo no quiero cambiar, me siento bien así. Nunca te vi como mi sobrina si