El silencio posterior fue espeso, como si el aire mismo se negara a moverse. Logan respiraba con el pecho agitado, aún con el calor del contacto reciente recorriéndole la piel. Los labios le temblaban, no sabía si por lo que acababa de pasar o por lo que estaba a punto de hacer.
Nathan permanecía frente a él, con la mirada fija, los cabellos algo despeinados y la camisa a medio abotonar, observándolo como si quisiera grabar cada uno de sus gestos.
Logan apartó la mirada. Se levantó despacio del escritorio, sintiendo todavía el temblor en las piernas. Recogió su camisa del suelo y comenzó a ponérsela sin decir palabra. Los botones se le resistían por la prisa, por la ansiedad que lo quemaba por dentro. Luego tomó su chaqueta de cuero, aquella que siempre usaba para las carreras, y se la puso con un movimiento firme, intentando recuperar la compostura que había perdido hacía unos minutos.
Nathan lo observaba en silencio, con las manos apoyadas sobre el escritorio, sin saber si debía de