97. Hazlo tú misma
En la habitación se percibía una atmósfera tensa, un constante zumbido me rodeaba mientras presenciaba el espectáculo grotesco que se desenvolvía frente a mí. Notaba un ligero temblor en mis manos y, al oír cómo aumentaban las ofertas, sentía cómo mi corazón se encogía en mi pecho. Resultaba increíble encontrarme en ese lugar, sin embargo, mi curiosidad y frustración me mantenían alerta, sin poder apartar la vista de allí esperando que saliera.
Junto a mí se encontraba Rune, con un gesto serio que mostraba la misma preocupación que yo experimentaba. Con un susurro apenas audible, compartí mi opinión. —Esto es horrible. —Con mi voz temblorosa, susurré revelando mi aversión.
Volvió su rostro hacia mí, con una expresión sombría en sus ojos mientras contemplaba todo lo que ocurría a su alrededor. Todo era un recordatorio de que no podíamos permitirnos mostrar ningún tipo de desdén.
—No podemos dar señales, Eloise. Ellos están observando. —Su tono firme, casi un susurro de advertencia.
A