102. Golosa
Al terminar nuestro beso tomados de la manos caminábamos a través de los invitados los cuales liberaron unas mariposas que la planeadora de boda les había dado. La unión de las mariposas creó un instante encantado para nosotros, e incluso una de ellas se posó en mi nariz, provocándome una suave sensación de cosquilleo.
—Incluso las mariposas están bendiciendo nuestra unión.
La observación de Rune nos hizo sonreír a los dos; sin duda, era un romántico empedernido. Los dos nos dirigíamos hacia el hotel donde se llevaría a cabo nuestra celebración. La habitación del hotel era como un sueño hecho realidad. Lucía una decoración sumamente elegante. Los brillantes arreglos girasoles contrastaban con la suave luminosidad de los elegantes candelabros suspendidos en el techo, generando una atmósfera cálida y romántica. En el medio de la habitación, el escenario de vidrio reflejaba la luz de forma encantadora, creando una atmósfera etérea. Cada esquina rebosaba de cariño y ternura, y en ese mome