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Abigaíl le miró con desconfianza y no se calló:

—Me está castigando por lo de la banana, ¿verdad? —Los dos se miraron con intensidad—. Y por lo de la pierna… con esa sí que me pasé —se rio nerviosa.

—No, no lo hiciste —contestó él sin pensar.

Su cuerpo le pedía más, aunque no sabía que tan lejos podía llegar. O que tan lejos ella le permitiría llegar.

La estudiante no pudo ocultar la sorpresa que su respuesta le causó. Le tomó unos instantes reaccionar, pero, cuando lo hizo, una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios.

Una sonrisa que la delató.

—Aquí no podemos —susurró y miró a todos lados antes de tocarlo.

Ya no podía aguantarse. Le tenía tantas ganas y lo había soñado tantas noches que, nada le urgía más que saber cómo se sentía su calor.

Atrevida, le puso una mano sobre el hombro.

Oliver siguió su toque delicado con su mirada y no pudo negar lo mucho que lo calmó ese contacto femenino. Lo había extrañado.

El corazón se le prendió como un viejo motor. Quiso contener la respi
Lila Steph

Abigail adora jugar con fuego, pero, su profesor también sabe jugar. La tensión entre estos dos es insuperable. Gracias por su apoyo, por seguirme y votar y comentar. Les envío grandes abrazos.

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