23. A UN PASO DE CAER EN LA TENTACIÓN
GREYSON
Diosa, se siente tan real, pero mi lobo me dice que sueño y yo sigo mis instintos.
No es la primera vez que me la imagino así, que le hago tantas locuras en mi mente.
Al menos en el mundo onírico puedo tener a esta mujer que deseo al punto del dolor.
Me impaciento y empiezo a tirar de su pantaloncillo.
El olor de su coño escurriendo me tiene a punto de eyacular.
La suave tela cede y se atasca en sus muslos.
Con una mano sigo jugando con esos pezones cafés y la otra va a meterse en la hendidura entre sus muslos.
—Nena, abre más las piernas… más… mmmm, tan mojadita… —jadeo al sentir la humedad en mis dedos, su cuerpo tenso, mi lujuria disparándose a las nubes.
Me bajo mi propio short y el hilo de presemen escurre de la uretra, pintando sus nalgas al desnudo.
La nalgueo y aprieto, me sobo la polla y la restriego contra su tierna carne mientras siseo y le digo lo rico que se la voy a meter.
Mi mano indecente vuelve a colarse en las profundidades, sus gemidos contenidos y el vibrar