Pero eso también se sentía muy bien. La vio reírse y colocar su mano sobre la suya, pasando su dedo índice repetidas veces sobre sus fríos nudillos.
—Daniel.
—¿Hum?
Esquivó unos cuantos autos y recortó el camino metiéndose por la otra vía, que mostraba cientos de negocios y gente moviéndose de un lado a otro con sus bolsas de compra. Como no escuchó respuesta, se volvió hacia ella, dándole otro apretón a su rodilla.
—¿Qué sucede? ¿Pasa algo?
Frenó en seco al percibir el tráfico que se había acumulado frente a él después de que el semáforo se pusiese en rojo y sus ojos se deslizaran hacia el otro con una sonrisa sugerente en sus labios. Serena juntó sus labios y tomó aire profundamente sacudiéndose con una chispeante sonrisa que tintaba todo su rostro de impaciencia
Balbuceó un poco y sus miradas se encontraron.
—Feliz segundo mes juntos, Daniel. Todo este tiempo contigo ha sido el mejor tiempo de toda mi vida... y me encanta estar a tu lado, gracias por estar siempre conmigo gracias p