Daniel apretó los puños con más fuerza, luchando contra la ira que lo invadía al escuchar la defensa de Serena hacia Ethan. Ella tenía razón, pero algo más lo motivaba a no estar seguro de lo que Serena decía.
—No quiero que te acerques a él, Serena. No confío en él y no quiero que te haga daño —declaró Daniel con determinación.
Serena lo miró con tristeza, sintiendo el peso de la tensión entre ellos.
—Está bien, pero por favor cálmate, Danny —respondió Serena, con un tono de voz suplicante. Daniel se dio cuenta lo mucho que le gustaba que lo llamara así, y no como hace un momento lo llamó, como señor Daniel.
Daniel se sintió frustrado ante la obstinación de Serena, pero sabía que no podía obligarla a hacer nada que no quisiera.
—Solo quiero protegerte, Serena. No quiero que salgas lastimada —dijo Daniel con sinceridad, suavizando su expresión.
Serena suspiró, sintiendo el afecto genuino detrás de las palabras de su primo.
—Lo sé, Danny. Pero no sé cómo Ethan podría lastimarme —respon