—¿Cómo me has llamado? —Le preguntó con sus labios pegados a su oído.
Daniel descendió la cabeza, quería terminar lo que había empezado. La idea de que Serena lo llamara así, mientras la tenía debajo de su cuerpo, hizo que el fuego de su entrepierna se intensificara, pero antes de que pudiera hacer otro movimiento, la voz de Ethan los puso alerta.
—¿Serena, estás aquí?
Ambos chicos soltaron una expresión de alarma. El fuego que estaba sintiendo Daniel, fue remplazado por el pánico. Ethan no podía verlos juntos, y si se le ocurría abrir la puerta como él lo había hecho, los vería ahí.
Daniel actuó rápido cuando unos golpes sonaron al otro lado de la puerta. El chico se dirigió a su habitación, dejando a solas a Serena.
Ella trató de tranquilizar su agitado corazón y respondió mientras se acicalaba su cabello.
—¡Voy! —Serena dijo antes de abrir y ver a Ethan del otro lado de la puerta con una gran sonrisa—. Hola, sí, aquí estoy.
—Hola, Serena. Que bueno que estes aquí. ¿Ya comiste? He t