—Igual siempre estas hermosa. —La mano de Daniel se movió hasta acunar su mejilla—. Muy hermosa.
El chico deslizó su otra mano hasta un mechón de cabello de Serena que caía sobre su frente y se lo hizo aun lado.
—Eres la mujer mas preciosa que he visto, ¿sabes? Quizá es por que me gustas tanto y mi corazón se acelera cuando te veo.
Serena sintió como su corazón se expandía dentro de su pecho y lo abandonaba para posicionarse en su estómago. No creía que lo que estaba viviendo en ese momento estuviera pasando, pero así lo era.
¿Daniel la quería? ¿En verdad él se había fijado en alguien como ella? Una ola de sentimientos inocentes se albergó en su interior. Ella también le gustaba, pero ¿cómo podía decirle lo que sentía por él? No era capaz siquiera de retenerle la mirada sin que se pusiera roja.
Sin embargo, Daniel tenia una carcajada atorada en su garganta. Quería reír en la cara de Serena y decirle que era tremendamente ridícula al creer la sarta de mentiras que decía, pero al mismo