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Entonces, las cosas se salieron un poco de control, ella quiso resistirse, evitarlo a toda costa. Respiró profundo, enterrando la cara en el cuello de él, que estaba concentrado en cogérsela de la forma más deliciosa que un hombre había hecho antes. Christina apretó los dientes, contuvo la respiración, oprimió los parpados, cerrándolos hasta que no pudo más. El primer murmullo no fue percibido por él, lo dejo pasar, sin embargo, tras un par de segundos de lo que parecían jadeos ahogados, Santiago la tomó por el cuello, quería verle la cara, quería verla acabar. La miró conmocionado, Christina rompió en llanto, un llanto desgarrador. Le tomó un par de segundos entender que no eran lágrimas de gozo, se detuvo apenas lo comprendió.

-¿Estás bien Christina? ¿Te hice daño? -Ella negó con la cabeza. No consiguió hablar. Enterró la cara entre las manos ocultándose. Él hizo lo único que se le ocurrió en ese momento: abrazarla con fuerza -Tranquila, Christina, tranquila.

Santiago la consoló aca
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