Maltratadas.

``17 años después´´

Mientras Alicia Rodríguez se alistaba para salir a sus últimas clases de la secundaria, pronto terminaría su preparación en la escuela y cumpliría su mayoría de edad, vivía con su madre, padre y hermana morocha, aunque eran jóvenes con diferencias del cielo a la tierra, sus padres las llenaban con el mismo amor a ambas, ellas tenían un lazo de unión y comunicación admirable, por esa razón ella nunca llegó a desconfiar de su origen.

—Hijas, les he dejado el desayuno en la mesa de la cocina, nos vemos al final del día, les deseo lo mejor, recuerden que las amo—

Candelaria la madre de ambas niñas adolescentes, trabaja en una casa de familia rica en el área de limpieza, mientras que su esposo trabaja en la misma casa de jardinero, en esa casa vive una adolescente un año mayor que sus hijas Alicia y Ámbar, toda la ropa desechada por la joven era regalada a las mujeres de servicio, gracias a eso sus hijas vestían de manera decente.

—Gracias madre, no debiste, sabes que nosotras ya estamos grandes y podemos ser responsables de nuestras vidas— dijo Alicia un poco molesta, no le gustaba que su madre trabajara más de lo necesario, deseaba poder tener la mayoría de edad y buscar un trabajo digo. 

—No te preocupes mi niña, ahora vayan antes de que se les haga tarde— dijo candelaria mientras besa la frente de sus hijas y se despide.

Las jóvenes deben cruzar un río para poder asistir al instituto que tenían más cercano, estaban emocionadas por que solo les quedaba una semana más y dejarían la travesía diaria.

—Hermana necesito pedirte un favor— dice Ámbar con sus ojitos que parpadean en varias ocasiones, reclamando la atención de su hermana.

Pero para Alicia no era un juego, ella sabía por dónde venía la petición de su hermana, ya le había dejado en claro que no la quería ver en problemas, pero el alma libre de Ámbar la llevaba a hacer muchas locuras.

—Basta hermana, no quiero verte sufrir por favor, sabes que todo lo que te suceda a ti, me afecta directamente a mi— Alicia desbordaba sinceridad en sus palabras, ella amaba a su hermana por sobre todas las cosas.

Ámbar se encoge de hombros y solo puede asentir, su hermana tenía razón, agarradas de la mano ambas iban caminando por las calles de tierra, ellas viven en una zona que carece de los servicios básicos, pero era lo que ellas conocían desde pequeñas, por tal motivo no añoraban lo que no conocían.

Luego de cruzar el río por un puente que comunicaba las dos comunidades, ellas llegaron al instituto felices por saber que habían aprobado y pronto se iban a graduar.

Desde lejos estaba un grupo de jóvenes de mala conducta, a ellos les encantaba molestar y acosar ambas jóvenes, tenían una sola misión y era hacer de sus días grises

—Vean quienes vienen llegando, las chicas adoptadas Jajajajaja—

Ambas hermanas siguieron caminando sin tomar en cuenta las palabras de líder del grupo, era un niño que amaba molestarlas, sin embargo, las hermanas hacían caso omiso a todos los ataques.

—Oye les estoy hablando, deténganse ahí— El joven se interpuso en el camino sin dejarlas avanzar por el pasillo.

—Vamos Carlos, somos jóvenes que pronto seremos adultos, debes madurar y dejar de comportarte como un niño llorón que molesta a todo su alrededor con su voz chillona— Alicia se defendió, estaba cansada siempre de lo mismo.

Pero al joven no le gustaron las palabras que ella había utilizado para referirse a él, así que no tardó en dar órdenes y cobrar venganza.

—Vamos agarren a la adoptada y la llevan al salón de laboratorio, es hora de darle la despedida— el odio en sus ojos era obvio, y la maldad que tenía en su alma no lo dejaba respetar a las mujeres.

El grupo que estaba bajo su domino agarró a Alicia y la arrastró hasta el salón que él había ordenado, Ámbar trato de ayudar a su hermana, pero a ella también la inmovilizaron, antes de que las chicas pudiesen gritar Carlos les coloco cinta en sus bocas.

Ellas fueron separadas y Alicia sentía morir, a ella no le importaba lo que le pudiesen hacer a ella misma, se preocupaba tanto por su hermana que sentía morir sin ella.

—Vamos a ver si te quedaran ganas de volver hablarme de esa manera intrusa— Carlos sacó unas tijeras de su morral, la miraba con molestia mientras atenta en contra de ella.

Las lágrimas caen una a una mientras veía su cabello caer al suelo, ellos eran malos, cortaron la cabellera dorada de la joven hasta dejarla como un hombre, no bastando lo que hicieron con las tijeras, ellos mancharon su cabello con tinte negro, Alicia luchaba para defenderse, aun así, no logró mucho, Carlos terminó su obra de arte con una frase.

—Listo, eres una hermosa mujer de cabello corto y oscuro, podrias hacer el papel de hombre y no opacar mas a tu hermana— dijo las palabras y salió del lugar.

Ámbar entró corriendo luego de que los jóvenes que la tenían retenida del otro lado de la puerta la dejaran libre, se paralizó en seco al ver como dejaron a su hermana, no pudo evitar quitarle la cinta y llorar junto a ella, las hermanas se abrazaron y poco después una manada de estudiantes las roció con comida y basura, ellas aún no entendían que habían hecho para recibir tanto desprecio de su comunidad.

La comunidad las criticaba por la belleza de ambas chicas y las diferencias notables que ellas tenían, aun así, la madre las presento como sus hijas, para nadie era un secreto que había algún misterio escondido detrás de su parentesco.

Alicia era una joven de estatura baja de piel blanca, cabellos dorados, ojos azules y poco agraciada con su cuerpo, lo contrario de Ámbar que era una joven alta de piel trigueña, ojos marrones claros y sus curvas eran de infartos, estaba bien dotada por donde se le mirara, su madre les decía que una salió a la familia paterna y la otra a la materna, que no debían hacer caso a las habladurías de los envidiosos.

A Alicia realmente no le importaban sus diferencias, sabía que era hija de su madre, ella la amaba incondicionalmente y nunca le demostró lo contrario, pero una pregunta que siempre le hizo fue la diferencia en las proporciones de sus cuerpos, su madre la evade y siempre le responde lo mismo, una de ella se desarrolló más en la barriga, en cambio ella no terminó de desarrollar una hormona y por tal razon su cuerpo crecia mas lento.

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo