La mañana despertó con un silencio denso en el penthouse. Pamela giró en la cama, rozando el lado vacío que aún guardaba el calor del cuerpo de Cristhian. Desde el día anterior, no habían hablado más de lo necesario. La tensión que crecía entre ambos era como una cuerda invisible tirante, a punto de romperse.
Apenas bajó a la cocina, encontró un mensaje en el refrigerador. Un nuevo post-it con la frase: “No importa cuánta sombra exista, siempre te buscaré en la luz.” Pero esta vez, Pamela no sonrió.
No era que dejara de amarlo. Pero algo dentro de ella se resistía a la calma. Las heridas del pasado todavía dolían, y la necesidad de proteger lo que estaba construyendo con Étoile le pesaba más que nunca.
Mientras desayunaba sola, recibió una llamada inesperada. Era Theresa.
—Pam... Matías está de vuelta. Y esta vez no viene solo. Al parecer, tiene acceso a unos archivos que vinculan directamente a Cristhian con cuentas de inversión en paraísos fiscales… y con fondos usados para financia