El salón quedó en silencio. El cuarteto de cuerdas se equivocó en una nota, los fotógrafos bajaron las cámaras y los invitados interrumpieron sus conversaciones. Liam Holt, uno de los CEOs más ricos del mundo, estaba allí, sujetando a Olívia por la cintura. Para muchos, era como ver a una celebridad salir de la pantalla; para ella, era apenas un desconocido apareciendo en el momento más humillante de su vida.
Camila palideció. La sonrisa que había exhibido minutos antes murió en la comisura de los labios. Peter se acercó y se detuvo a su lado, con la mirada seria fija en Liam.
Olívia sentía el contacto firme en la cintura, pero la mente no alcanzaba a procesarlo. El beso fugaz aún le ardía en los labios, no por el contacto, sino por la audacia.
— ¿Cómo que… ustedes están juntos? — la voz de Camila salió más alta de lo que pretendía. La frase resonó en el salón.
Liam giró el rostro con calma. Primero miró a Camila, luego a Peter. Cuando habló, su voz grave era baja, pero todos guardaro