Capítulo 326
Una extraña sensación cruzó rápidamente su mente.

Cuando se sentaron a comer, Tadeo, astutamente, aprovechó para ayudar:

—Ana, te lo digo en secreto: en realidad Gabriel me pidió que viniera esta noche. Todos estos platos los encargó él al restaurante y me pidió que los recogiera después de clase.

¿Una persona tan atenta no te conmueve?

La reacción de Ana fue inesperada para Tadeo.

Estaba demasiado tranquila.

Solo respondió:

—Ya veo.

¿¿¿Y eso era todo???

Tadeo, sin rendirse, insistió:

—Ana, ¿no tienes nada más que decir?

Ana lo miró extrañada:

—¿Decir qué?

Tadeo se dio por vencido.

Estaba comiendo arroz blanco cuando su teléfono se iluminó con una llamada entrante.

—Tadeo, ¿no vuelves a casa este fin de semana?

Era la madre de Tadeo.

Tadeo tragó lo que tenía en la boca:

—No vuelvo, estoy bien quedándome fuera.

Al otro lado del teléfono, Bianca guardó silencio por un momento y luego preguntó con cautela:

—¿Es por Lily?

Lily llevaba varios días con los Vargas.

Pero hasta ahora, los Varga
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