Al terminar de hablar, Esperanza dirigió su mirada hacia Yolanda:

—¡Aprovecha para mirarte bien al espejo y ver la clase de basura que eres!

El maquillaje de Yolanda estaba completamente arruinado. Por más que intentaba limpiarse, se había convertido en un payaso ridículo. Y es que su aspecto natural tampoco era gran cosa.

¡Como dice el dicho, quien no tiene gracia busca destacar con desgracia!

Yolanda estaba furiosa. Apartó la mano de Tacio y se lanzó a arañar la cara de Esperanza.

—¡Estás celosa porque Tacio me quiere a mí! Esperanza, es cierto que eres mejor que yo en todo, ¿pero qué importa? Tacio no te ama, solo me ama a mí.

—Tienes razón, me gustan los hombres casados y Tacio lo sabe. ¡Por eso te buscó a ti!

—Esperanza, ¿sabes qué? ¡Cada centavo que le enviabas a Tacio lo usaba para comprarme regalos! ¿Recuerdas el día de San Valentín cuando no pudo verte? ¡Fue porque estábamos juntos en un hotel!

Yolanda había perdido el control, diciendo todo lo que podía para herir a Esperanza