Nebra Spencer, pensaba tener la vida ideal. Un buen trabajo, éxito, y un novio 20 años mayor que ella que la adoraba con el alma. Los problemas inician cuando al fallar sus píldoras anticonceptivas queda embarazada de este hombre, quien no es lo que parece. Federico, al conocer lo sucedido, le exige deshacerse del ser que crece en su interior de cualquier forma, algo que por supuesto, Nebra no hizo, lo que desató la furia de este hombre haciéndola afrontar la dura realidad, y tomar la peor decisión de casi acabar con su vida tras perder al pequeño. Seth Arias, un hombre frío que regresa a su ciudad natal, tras ausentarse por 5 años, encontrando la empresa familiar casi al borde de la quiebra. Por desgracia para asumir la presidencia de esta, solo debe cumplir una cláusula impuesta por su abuelo, la cual consiste en casarse. Salvando a una desconocida, quien intentó quitarse la vida tirándose de un puente, él le exige como compensación ayudarlo en su plan de hacerse con lo que le corresponde, sin saber que ella era… La amante de su padre.
Leer másCapitulo 96— Vale la pena protegerNarradorLa puerta de acceso a la sala de partos se abrió de golpe. Una enfermera salió al pasillo, sosteniendo una carpeta en las manos y buscando con la mirada entre los presentes.—¿Familiares de la señora Nebra Arias? —preguntó en voz alta.Seth fue el primero en reaccionar.—Soy su esposo —dijo, avanzando de inmediato hacia ella, la voz cargada de impaciencia. La enfermera lo miró brevemente, asintió, y hojeó un par de papeles. —¿Cómo está? —preguntó Seth, sin poder contenerse —¿Está bien? ¿Cómo están?La mujer sonrió apenas, con la profesionalidad que da la práctica en esas situaciones.—Tanto la madre como el bebé están bien —informó con calma —La cesárea salió como esperábamos. En unos minutos más la trasladarán a la habitación.Seth cerró los ojos por un instante. El mundo, que hasta hacía unos minutos parecía a punto de derrumbarse, volvió a encontrar su eje.Seth seguía de pie, mirando hacia la puerta por donde en cualquier momento aparece
Capítulo 95— ¿Un hijo?NarradorEl teléfono vibró sobre el escritorio.Seth lo miró de reojo, sin intención de alcanzarlo. Cuando vio el nombre de Magnus Drakos en la pantalla, resopló con fastidio y dejó que la llamada se perdiera.No estaba de humor para lidiar con su paternalismo tardío.Pero el teléfono vibró de nuevo... y otra vez... y otra.Para la quinta llamada consecutiva, maldijo en voz baja, apretó los dientes y deslizó el dedo para atender.—No estoy de humor para tus sermones —disparó sin saludo —Si vienes a darme otra lección sobre la vida y los errores, ahórratelo...La voz de Drakos sonó cortante, seca, sin la más mínima paciencia.—No seas estúpido, Seth. Esto no tiene nada que ver conmigo.Hubo un silencio tenso.—¿Entonces? —bufó Seth, harto —¿Qué mierda es lo que quieres?—Te llamo por Nebra.Seth se quedó en blanco. Tardó un segundo en reaccionar, como si la mente no pudiera seguirle el ritmo al corazón que de golpe empezó a retumbarle en las costillas.—¿Qué tien
Capitulo 94— ComplicacionesNarradorSosteniendo el teléfono en sus manos mientras este no dejaba de vibrar, Nebra sentía cómo su corazón estaba a punto de detenerse.¿Por qué tenía que aparecer justo ahora? Cuando las cosas parecían estar cada vez mejor, ¿por qué después de tanto tiempo?Viendo cómo la llamada finalizaba sin ser respondida, esta negó, colocándose de pie, y dejando el teléfono sobre la cama, empezó a caminar de un lado al otro sin saber qué hacer.De responder, lo más seguro era que Seth deseara verla, y eso, ni pensarlo. No teniendo a su pequeño en su panza, un pequeño que no dejaba de moverse, haciéndola sentirse afortunada de poder al fin cumplir su sueño de ser madre.Deteniendo su andar de pronto, cuando su corazón dejó de bombear con fuerza, Nebra liberó una bocanada de aire cuando una punzada se extendió en su vientre, y cerrando sus ojos, permaneció sin moverse por un instante. Desde hacía días este malestar se hacía presente, pero pensando que no era nada mal
Capítulo 93— Nunca dejé de hacerloNarrador Estaban envueltos en el silencio tibio de la habitación, aún con la piel húmeda, los cuerpos entrelazados y la respiración enredada. Drakos la sostenía entre sus brazos, como si soltarla significara perderla otra vez. Su mano recorría su espalda con una ternura que contrastaba con todo lo que acababan de hacer.Ella tenía la cabeza apoyada en su pecho, los ojos cerrados. Pero él necesitaba hablar.—Te amo —susurró, con la voz tomada —Nunca dejé de hacerlo.Lilian no reaccionó de inmediato. Pero su respiración se volvió más lenta, como si cada palabra la atravesara desde dentro.Magnus bajó el rostro, apoyando los labios en su frente.—Mi vida fue un infierno sin ti —murmuró, con la garganta apretada —No hubo un solo día en que no te extrañara, en que no me doliera todo lo que no pude darte. Te busqué, Lilian… tantas veces… pero si no era Flavio, era Federico. Siempre alguien, siempre tarde.Sus dedos se detuvieron sobre su cintura, presioná
Capítulo 92— Haciéndote míaNarrador Drakos acababa de salir de la ducha. Aún tenía el cabello húmedo, despeinado, y el cuello de la sudadera gris se le pegaba un poco a la piel por el vapor que seguía flotando en el ambiente. Iba descalzo, con un viejo jean y las mangas remangadas hasta los codos. Caminaba por el pasillo hacia la cocina cuando escuchó el timbre.Secándose las manos con una toalla colgada del hombro, se dirigió a la puerta. Al abrirla, lo último que imaginó fue encontrarla a ella; Lilian, con el cabello recogido de forma desprolija, una expresión extraña en el rostro y los ojos cargados de cansancio, Durante un par de segundos, ninguno dijo nada. Fue ella quien lo rompió, con una voz suave, casi incómoda.—¿Puedo pasar?Drakos, todavía procesando la imagen frente a él, dio un paso hacia un costado, sin decir una palabra. Solo la miró. Y con ese gesto seco pero claro, le dio paso para que entrara. Cerró la puerta tras ella, aún sin entender del todo qué hacía Lilian
Capítulo 91— 7 meses después Narrador7 meses después...Seth no la había buscado en los siete meses que llevaban separados. No porque no la extrañara, no porque no pensara en ella, todo lo opuesto, todos los malditos días lo hacía, sino porque algo en la forma en que Nebra se fue le dejó claro que esa era su decisión. Y si alguna vez la amó, aunque no se lo hubiera dicho, respetarla era lo único decente que podía hacer.No sabía dónde estaba. No sabía si era feliz, si lo odiaba, si lo extrañaba, si pensaba en él. No sabía nada. Y eso, a veces, dolía más que su ausencia.Se concentró en el trabajo, en la rutina, en mantenerse ocupado. Pero no había un solo rincón en su vida que no tuviera su eco. Nebra lo habitaba en el silencio, en la música, en el café de las mañanas. Y él no hacía nada por expulsarla.—En una hora estaré allí... Simón, por favor, no te apartes de él.Finalizó la llamada mientras observaba la estancia de su departamento. Todo seguía igual como ella lo dejó, no habí
Capítulo 90— No hay por qué temerNarrador—¿Y tú? ¿Tienes hijos?Nebra negó con suavidad, pero el gesto instintivo fue más fuerte que cualquier palabra. Bajó la mirada y, sin pensarlo demasiado, pasó la mano por su vientre de forma casi protectora.Mikaela se quedó en silencio por un segundo. Luego, sus ojos se agrandaron como platos y la cuchara cayó de su mano, rodando sobre la mesa.—¡No me digas que estás embarazada! —exclamó, con una emoción tan genuina y desbordante que parecía haber recibido la mejor noticia de su vida —¡Ay, por favor, dime que sí!Nebra abrió los labios, sin saber si reír o llorar. Pero el brillo en los ojos de Mikaela hizo que el miedo se le aflojara un poco en el pecho.No pudo evitarlo. El entusiasmo de Mikaela era tan genuino, tan envolvente, que se le hizo imposible mantenerse en guardia. Sintió que algo dentro de ella cedía, una barrera que ya no tenía sentido sostener.Asintió con una sonrisa temblorosa, apenas contenida por la emoción.—Sí… —dijo en v
Capítulo 89— Un poco de aire Narrador Sosteniendo el telefono entre sus manos mientras permanecía inmóvil sobre su cama, Nebra no asimilaba lo que estaba viendo. ¿Un hijo? ¿Ella esperaba un hijo de Seth Arias? ¿Del hombre del que se alejó por qué simplemente no la amaba? Parpadeando un par de veces sintió como sus ojos se cristalizaron de pronto, mientras un vacío inundó su pecho, y rompiendo en llanto, soltó un sollozo que se escuchó en todo el lugar ¿De verdad ella podría ser madre? ¿La vida le estaba dando una segunda oportunidad para tener lo que una vez le arrebataron? Abrazándose así misma, Nebra no podria parar de llorar, y observando una vez más el resultado de los análisis de sangre que se había realizado previamente que fueron enviados a su correo, sonrió con las lágrimas rodando por sus mejillas —No te imaginas lo feliz que me haces en este instante. Nebra murmuró sintiendo la felicidad invadirla de nuevo después de tantos días llenos de amargura, y colocándose de
Capítulo 88— Desde cero Narrador Él dejó de reír en seco. La expresión se le congeló en el rostro, confundido, casi herido. Pero antes de que pudiera decir nada, Dalia se acercó, levantó una mano y le acarició la mejilla con una dulzura que lo desarmó por completo. —Yo no te quiero, Simón… te amo. Desde el día que me sacaste de aquel puto bar. Simón cerró los ojos un segundo, como si esas palabras fueran todo lo que había estado esperando desde siempre. —Voy a matarte, Dalia —murmuró Simón, con una sonrisa torcida, la voz áspera por la emoción contenida. Ella no alcanzó a responder. Él la tomó del rostro con ambas manos y la atrajo hacia sí con decisión, como si ya no pudiera postergar ni un segundo más lo inevitable. Sus labios se encontraron en un choque lento pero profundo, como si el tiempo entero se hubiese estado preparando para ese instante. Al principio, el beso fue suave, cargado de todo lo que no se dijeron. La boca de Simón se acomodó contra la de ella con una del