POV Rubi
La batalla comenzó el campo de batalla ardía con gritos y sangre. El olor metálico del hierro quemaba mis fosas nasales, mezclado con el hedor del humo y la carne. A cada paso que daba, el suelo estaba cubierto de cuerpos caídos, de cenizas de vampiros reducidos a polvo y de charcos rojos que parecían espejos macabros.
Los Noctis se abalanzaban sobre mí, sus ojos brillando con hambre insaciable. Pero yo era más rápida. Con un movimiento, mi daga de luz atravesaba su carne y sus cuerpos estallaban en cenizas ante mis ojos. Los Drael invocaban sombras oscuras que reptaban hacia mí, pero las cortaba con la luz de las estrellas, dejando un resplandor cegador que los hacía retroceder.
Buscaba entre el caos a Roderick, pero él no estaba. En cambio, lo vi a él: el Drael del orfanato. Mis entrañas ardieron de ira. —¡Tú!— rugí, y me lancé contra él con toda mi furia. Nuestras espadas chocaron con tanta fuerza que chispas brotaron en el aire como relámpagos. Su poder era brutal,