5. Reencuentro 2

*Jack*

Varios Lobos entran en el salón y nos ponemos a la defensiva.

—Ella es mía, no me puedes prohibir lo que me pertenece—dice Aarón el Lobo de Thomas tomando el control de su cuerpo.

—Debemos salir de aquí, ellos no se detendrán—dice Tadeus intentando tomar el control de nuestro cuerpo.

Sé que tiene razón, son muchos Lobos y aunque seamos buenos guerreros ellos también lo son y son más que nosotros.

—Thomas, ya escuchaste al Alfa, está ya no es nuestra manada—digo agarrando del brazo a mi hermano.

—No nos apartaran de nuestra compañera destinada—dice nuevamente el Lobo de Thomas.

Aunque lo tengo bien sujeto el Lobo de mi hermano es fuerte y si se transforma en medio de la sala no nos dará chance de escapar de la casa a salvo.

—Papá por favor no les hagas daño—ruega la joven Loba que se hace presente nuevamente en el salón bajando las escaleras a toda velocidad.

—Alma vete a tu habitación ahora—dice su padre con su voz de Alfa.

—Padre por favor—dice ella poniéndose de rodillas delante del Alfa—obedeceré, pero por favor, deja que se vayan—suplica nuevamente postrándose en el suelo.

—Mi hija no tiene por qué rogar por unos renegados, váyanse antes de que me arrepienta—dice el Alfa mirándonos a nosotros.

Sujeto a Thomas con fuerza y lo arrastró fuera de la mansión del Alfa.

Varios Lobos nos miran y en sus miradas solo hay lástima y pena, muchos de ellos son nuestros amigos.

—Son nuestros amigos—dice mi Lobo con rapidez siguiendo mis pensamientos.

—Ya no, ahora somos renegados—digo a mi Lobo con pena.

Vamos a nuestra casa seguidos de un grupo de Lobos y tomamos nuestras cosas, Thomas está sumido en sus pensamientos actuando en automático ante la situación.

—Encontraremos la manera de regresar—digo a mi hermano con un tono esperanzador.

—Una vez renegados ya no hay vuelta atrás—dice él en respuesta.

—Podríamos ir con el Rey Joseph, él nos puede unir a la manada nuevamente—digo en el mismo tono que antes.

—Claro porque dos renegados se podrán acercar a él—dice mi hermano desanimado.

—Si le explicamos nuestra situación y la de Alma él nos podría recibir—digo con las pocas esperanzas que me quedan.

Él ya no responde, él ya perdió todas las esperanzas, terminamos de juntar lo que podemos y nos alejamos de la manada.

Vamos en la camioneta, ya estamos a unos kilómetros de la manada, pero aún seguimos en sus territorios, ya que se extienden por varios kilómetros más alejados de la ciudad.

—Detente—dice Thomas de repente para romper el silencio.

Me detengo a un lado del camino y lo que veo segundos después me deja sin habla.

Thomas baja de la camioneta y le da su chaqueta a la joven que se acaba de transformar en humana a mitad del camino.

—Esto es una locura—dice Tadeus preocupado.

Mi Lobo tiene razón, que esa joven esté con nosotros no es nada bueno, como renegados no tenemos derecho a nada.

—Yo lo siento—dice ella entrando a la camioneta.

—No te preocupes, debemos seguir adelante—digo intentando sonar amable.

Llegamos a un hotel ya fuera de la manada, en territorios neutrales y pido dos habitaciones, cenamos y Thomas acompaña a Alma a su habitación, yo me voy directo a la ducha y al salir me encuentro solo en la habitación.

—Nuestro hermano no ha perdido el tiempo—dice Tadeus con orgullo.

Al parecer Tadeus tiene razón, mi hermano ya es grande para atenerse a las consecuencias de sus actos, me voy a la cama y me duermo casi al instante, este día ha sido demasiado largo.

Han pasado dos semanas desde que nos fuimos de nuestra manada, con nuestros ahorros nos hemos quedado en hoteles que están en territorios neutrales, pero me siento impaciente, como si alguien nos estuviera siguiendo.

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