4. Reencuentro 1

*Jack*

El festival de la Luna estaba por llegar, las jóvenes llevaban vestidos sueltos que mostraban sus curvas, mientras que los varones íbamos solo con pantalones dejando nuestros torsos bien marcados al aire, varias Lobas suspiraron por la visual que les dábamos mi hermano y yo, los dos caminábamos por la plaza central de la manada solo para probar el terreno de lo que sucedería en la noche.

Hoy era un día especial, nuestro Alfa nos presentaría a su hija menor, una joven Loba de dieciséis años que había estudiado en Londres toda su vida ya que fue enviada allí cuando la manada fue atacada y perdimos a nuestra Luna, ella apenas era una bebé de pocos días, quienes nos atacaron aprovecharon la debilidad de nuestra Luna para darnos un golpe que jamás pudimos olvidar.

Estábamos felices por el regreso de la joven Loba, el Alfa Jefferson no entraba en sí mismo y eso nos alegraba a todos.

Él no era un Alfa muy amistoso, perder a su Luna tan joven lo hizo un Lobo duro y sin sentido del humor, duro con los machos y demasiado irritable con las hembras.

En parte eso estaba bien, nos hizo una manada fuerte, los machos entrenamos día y noche para ser excelentes guerreros, los Bleer siempre confiaban en que les haríamos buena presencia en los torneos.

Hace dos años participamos contra John Bleer, perdí contra él en un duelo uno a uno, pero le di unos buenos golpes que le dolieron durante unos días.

Los Alfas Reales tienen ventaja frente a otros Lobos, pero nosotros no nos rendimos fácil, entrenamos a diario y protegemos a los nuestros a toda costa.

—¿En qué piensas?—preguntó mi hermano para sacarme de mis pensamientos mientras miraba alrededor buscando una hembra sola.

—Nada en particular—respondí sencillamente mirando a la nada, la plaza estaba abarrotada de gente.

Mi hermano era la única familia que me quedaba, tengo cincuenta y siete años, aunque aparento unos treinta en años humanos, pero mi hermanito en comparación apenas tiene veintiséis años, aun es joven apenas pasando de ser un cachorro, nuestros padres murieron en la masacre que nos arrebató a nuestra Luna y desde entonces yo lo cuidó, nos cuidamos mutuamente.

Nos acercamos a la pasarela que habían colocado en medio de la plaza, veo al Alfa y a sus hijos, Leonel y George, son buenos Lobos y Leonel será un buen Alfa algún día, es un guerrero muy disciplinado y diestro.

Su hija es hermosa, mejillas rosadas y facciones finas, con las curvas justas y el pelo levemente ondulado, morocha con ojos color miel y de tez blanca como toda su familia, muy parecida a su madre.

Siento que mi hermano se remueve a mi lado y su olor cambia.

No sé qué le sucede.

—Hey ¿Todo bien?—cuestionó al joven que mira directo a la pasarela, mejor dicho mira fijamente a la joven Loba.

—Ella—dice una y otra vez.

—No puede ser Jack—dice Tadeus sorprendido.

—¿Que no puede ser?—pregunto a mi Lobo con rapidez.

—Ella es la compañera de Thomas—responde mi Lobo completamente feliz por nuestro hermano.

Eso me descoloca, pero al percibir que Thomas se empieza a mover hacia la pasarela reaccionó.

—Espera—digo sujetándolo del brazo algo no está bien.

El Alfa percibe el movimiento y le habla a su hija al oído.

No puedo oír lo que dice, ¿tienen sellado el escenario?

El Alfa hace una seña y todos comienzan a retirarse, Leonel toma a la Loba del brazo y la arrastra con él fuera de la vista de todos, eso molesta a Thomas, pero lo tengo firmemente sujeto.

—Algo no está bien—digo firmemente a Thomas.

—Ella es mía—afirma él en respuesta.

—Iremos a hablar con el Alfa cuando la multitud se calme—digo y él asiente sin ganas.

Volvemos a la casa y mi hermano sube a su habitación, seguramente a darse una ducha de agua fría.

Espero que la reacción del Alfa solo sea por precaución.

Estamos sentados en el salón de la casa del Alfa, Leonel está sentado delante de nosotros, sin decir una palabra, pero mira fijamente a Thomas que está sentado a mi lado.

—Esto no me gusta nada—comenta Tadeus en el silencio que reina alrededor.

—A mi igual—respondo a mi Lobo.

Se escuchan gritos que vienen de la planta alta y unos segundos después vemos a la joven Loba correr en nuestra dirección.

—No me pueden separar de mi compañero destinado—dice ella a punto de quebrarse a llorar.

Puedo notar como el olor de Thomas se intensifica haciéndose más fuerte, una forma de decirle a los otros Lobos que ella le pertenece.

—Alma regresa a tu habitación—dice Leonel interponiéndose en el camino de su hermana menor.

—Padre por favor—dice ella entre lágrimas.

—Alfa debemos hablar—dice Thomas parándose del sillón.

—No creo que tengan ganas de discutir esto—dice Tadeus con rapidez.

—No hay nada que discutir—dice el Alfa desde la otra punta del salón—Alma regresa a tu habitación—dice con su voz de Alfa.

—No—declara ella con irá pareciéndose mucho más mayor de lo que es.

Intenta forcejear con su hermano mayor, pero es en vano, Leonel la tiene agarrada firmemente.

—Leonel llévatela—dice el Alfa Jefferson en el mismo tono.

Leonel sujeta a su hermana y comienza a caminar hacia las escaleras, mi hermano ante la escena intenta ir tras ellos, pero lo detengo del brazo.

—Thomas debemos hablar con el Alfa primero—digo lo más calmado posible aunque por dentro Tadeus está listo para defenderse—¿Alfa?—pregunto al hombre que mira a mi hermano con ganas de arrancarle la cabeza.

—Los destierro de esta manada, desde ahora son renegados—declara el Alfa Jefferson sin decir nada más.

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