2.Luz a todas las Razas 2

*Lucia*

—Parece que mis dos amores no se ponen de acuerdo—dijo él poniéndose detrás de ella.

Si había algún padre más sobreprotector que Ángel era imposible ya que él es sobreprotector hasta los límites de la imaginación y haría lo que fuera por ella.

—Mamá piensa que no sé qué hago mal, pero prefiero usar mis anillos para proteger a Sara que quedarme de brazos cruzados viendo como esas niñas se burlan con tanta ignorancia—dijo ella con una voz que parecía de una niña mayor.

—Lo sabemos amor—dijo su padre abrazándola con cariño.

—Usar tus joyas en público perjudica de múltiples formas a los humanos, borrar las memorias recientes de ellos no es saludable, una vez pasa, pero esta es la quinta vez Reichel—dije a mi hija intentando sonar más seria que su padre.

—Sara sabe que eres amor, pero eso no significa que su mente pueda soportar todo esto—dijo Ángel intentando que entendiera nuestro punto—la energía que desprendemos, nuestra energía espiritual afecta a los humanos y sus cuerpos no están preparados para soportarla, ¿entiendes?—concluye su padre mirándola a los ojos.

—¿Lastimo a Sara?—preguntó ella horrorizada con lágrimas en los ojos.

—Amor tranquila—dijo Ángel abrazándola con más fuerza.

—Tu energía no la lastima amor, aun no, pero lo hará, lo hará si no tienes cuidado, eres inteligente y poderosa, algún día reinarás y eso te presentará retos complicados, actuar de forma precipitada no siempre debe ser tu primera opción, debes aprender a pensar y procesar tus acciones antes de actuar—intente explicar a mi hija con calma.

Ser la Reina de Todos los Seres Sobrenaturales era una carga muy grande, conocer a Ángel disminuyó ese estrés que me estaba consumiendo con el paso de los años, tengo más de cuatrocientos años de edad y hace apenas veinte que conozco al amor de mi vida, los Portadores de Joyas no tenemos un súper olfato que nos indica cuando tenemos delante a nuestra pareja destinada, es más difícil identificarla, pero internamente hay algo que nos dice que esa persona es la destinada, sentimos un deseo, pasión, mariposas en la panza, algo así como el amor de verano de los humanos solo que para nosotros jamás termina.

—La próxima vez que pase actuaremos como lo hacen los humanos, hablaremos con las autoridades y si es necesario con los padres de esas niñas, Reichel debes aprender a ser diplomática—dijo Ángel a modo de terminar la conversación.

Reichel se calmó prometiendo que no volvería a actuar de forma precipitada y después de un rato se fue a dormir al fin.

Con Ángel nos fuimos a nuestra habitación para descansar también.

—Las cosas se están complicando—dije a mi esposo cuando por fin nos metimos en la cama.

—El Consejo no moverá un dedo a favor de nadie—comentó él con algo de enojo en su voz.

—Pondremos un gran peso sobre una niña Ángel—dije dejando que me abrace para hacer cucharita.

—Esa niña es más poderosa de lo que podemos imaginar Lu—dijo él dándome besos por nuestra marca.

—Lo sé, no quiero dejarla sola, aun me faltan muchas cosas por enseñarle—dije llenando mis ojos de lágrimas.

Él me abrazó con más fuerza y nos quedamos así hasta dormirnos.

Varios días después…

—¿Cuánto falta?—preguntó nuestra hija en el asiento de atrás del auto.

—Menos que antes amor—respondió dulcemente su padre.

Íbamos en el auto de camino a casa de los Lorassa fuera de la ciudad.

—Sara estará ahí, aunque lleguemos mañana amor—dije a modo de broma.

Ella solo rodo los ojos y se cruzó de brazos mirando el espejo retrovisor.

“Nuestra canción” dijimos los tres al unísono cuando en la radio empezó a sonar “All you need is love” de los Beatles, nuestra canción favorita.

Comenzamos a cantar los tres a la vez, mirándonos con cada estrofa, nos encanta esta canción, no podemos evitar cantarla cada vez que la escuchamos en la radio.

Cuando de repente un golpe en el costado del auto nos desconcentró.

—Lu protege a Rei—dijo Ángel haciendo brillar sus anillos, él siempre fue un hombre de acción y sin dudar devolvió el golpe que nos habían dado, la camioneta se quedó atrás, pero aún nos perseguía.

Me giré en mi asiento y protegí a mi hija con toda mi energía.

Ángel hizo volcar el auto que nos estaba intentando chocar una vez más.

Pero no vimos que Lobos estaban corriendo al lado de la carretera, varios de estos comenzaron a intentar chocarnos, pero Ángel rápidamente los desviaba de nuestro camino, fueron varios los golpes que recibió el auto.

Nos volcaron al final sin poder evitarlo y el auto quedó de costado, pude desabrocharme el cinturón sin golpear a Ángel con mi peso, estábamos rodeados y la energía que desprendían esos Seres no era amistosa.

Lobos, Águilas y Vampiros nos acechaban fuera del auto.

—¿Amor estás bien?—preguntó Ángel al recobrar el sentido después del volcamiento.

—Sí, Rei también está bien—respondí girándome en el lugar para verificar mis palabras.

Salimos del auto volcado cuando revisamos que las heridas que teníamos no eran graves y nos dispusimos a defender a nuestra pequeña que aún seguía inconsciente.

—Esto solo empeorará las cosas Gerard—dije mirando a los ojos del Vampiro que se imponía a los demás.

—Esto solo nos liberará, no más Luchestember, no más Reyes de Todos los Seres Sobrenaturales—respondió el Rey de los Vampiros.

—Menos charla y más acción—dijo mi esposo haciendo brillar todos sus anillos.

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