ELISA
Aún no estoy segura de si esto es una trampa o un acto genuino de redención.
La idea de trabajar junto a Alexander para desentrañar la verdad me produce un torbellino de emociones. Por un lado, sé que no puedo confiar en él del todo. Ha ocultado información crucial y, aunque asegura querer limpiar el nombre de mi familia, no deja de ser un Lemaire, un hombre que ha crecido bajo la sombra de una traición que benefició a los suyos.
Pero por otro lado… si quiero justicia, lo necesito.
Así que aquí estoy, sentada en su despacho, observándolo mientras revisa documentos con el ceño fruncido. La luz de la lámpara de escritorio proyecta sombras en su rostro, dándole un aire aún más serio del que ya de por sí tiene.
—Encontré esto en los archivos antiguos de la empresa —dice sin levantar la vista, pasando una carpeta hacia mí.
Respiro hondo antes de abrirla. Un nudo se forma en mi estómago en cuanto veo los papeles. Contratos, reportes financieros, cartas… todas fechadas en la misma époc