Capitulo33. Día grises
Maximiliano, como no pudo dormir en toda la noche, decidió bajar al pueblo antes de que amaneciera para comprar comida, y así asegurarse de que su esposa no pasara hambre.
Cuando Luciana se levantó, él ya le tenía una mesa repleta de alimentos, tanto que ella se sorprendió al ver tanta comida, especialmente después de que el día anterior no tenían nada que comer.
Salió de su asombro cuando Max le explicó que, muy temprano en la mañana, había ido al pueblo a comprar provisiones, y lo mejor de todo era que: todo lo que había sobre la mesa eran sus platos favoritos.
Ella no podía estar más feliz. Estaba empezando a entender que, aunque en el pasado Max no había hecho nada por ella, ahora las cosas eran distintas. Lo que este hombre le estaba demostrando no podía ser solo por culpa... ¿Cierto?
Con esos pensamientos, se sentó y comenzó a probar cada platillo que su esposo había preparado con tanto esmero para ella. Parecía una niña feliz, y Max la miraba con ternura, disfrutando profundame