Capítulo 32. Haciendo el amor
Luciana, al escuchar esa pregunta, se quedó petrificada; hasta su voz la había abandonado en ese instante. Intentaba hablar, pero no era capaz de articular ni una sola palabra.
Al ver que no lograba decir nada, permaneció en silencio, perdida en sus pensamientos, mientras se reprochaba internamente: ¿Cómo pudiste decir eso? Y lo peor es que te salió tan natural… ahora será muy difícil negarlo.
El impacto fue tal que entró en estado de shock, sin darse cuenta de que las pastas se le estaban quemando. No fue sino hasta que Max se acercó y apagó el fuego, que volvió a la realidad… y comprendió que aún no había respondido nada. Pero tampoco sabía qué decir. ¿No sería mejor simplemente decir la verdad?
Ya no tenía ninguna excusa para seguir ocultando a su hija.
Estaba a punto de hablar cuando sintió cómo su esposo le quitaba la cuchara de la mano y la abrazaba con fuerza, para luego darle un pequeño beso que la dejó confundida.
No entendía nada. Pensaba que él estaría furioso por haberle e