Capítulo 51. Marioneta
Don Francisco se había convertido en un niño más junto a su bisnieta Amelia, ya que llevaba un buen tiempo jugando a la tacita con ella. Luego dejó su taza a un lado, miró a Luciana y le preguntó:
—¿Y cuándo planeas decírselo a Maximiliano?
Después de hacer la pregunta, volvió a tomar la taza.
—Ahora mismo —le respondió ella—. Ya lo llamé y debe venir en camino. De una vez aprovechamos para que firmemos los papeles del divorcio, puesto que el abogado tampoco demora en llegar.
Francisco, que aún sostenía la tacita que su bisnieta le había dado para tomar el té de mentira que ella le había preparado, se quedó estupefacto al escuchar esas palabras.
No podía creer que su nieta política siguiera pensando en el divorcio… justo ahora, después de la buena noticia que le había dado. ¿Cómo iba a permitir que ese matrimonio se rompiera, ahora que tenían una hija?
Era cierto que antes quería que ella se divorciara de su nieto, por el bien de Olivia y del bisnieto que estaba por nacer, pero ahora