Nicolette Fortier ha vivido bajo el lema de “No se puede juzgar a quien satisface sus necesidades por instinto”, justificando de esta manera las decisiones que ha tomado en los diferentes caminos a los que el placer la ha llevado. Guiada desde joven por su tía Juliette Fortier, la mejor mentora que la vida le pudo dar a alguien con sus características y que hizo crecer en ella el temperamento de las mujeres Fortier.A pesar de la fortaleza que siempre demuestra, en su interior sabe que algo importante falta en su vida, pero para obtenerlo tiene que superar los traumas de un pasado al cual teme regresar, combatir sus demonios y los pecados que trae consigo el mundo de Erick Hamilton.
Leer másVivo con mis tíos, en las afueras de la ciudad, mientras mamá se encuentra en viajes de negocios, desde la muerte de mi padre se ha sumergido más en sus labores, supongo para superar el trauma.
La hermana de mi madre ha decido educarme, lleva casada tres años con su actual pareja, es el matrimonio más duradero que le conozco en mi corta vida, es su tercer esposo, un hombre un poco mayor que ella, detallista y trabajador siempre al pendiente de las necesidades de nosotras, no pierde la oportunidad de demostrar su amor a mi Tía Juliette, y esta se lo retribuye todas las noches que está en la casa, los escucho desde mi cuarto, no me molesta, todo lo contrario.
En los días que Tío William sale de viaje, tía Juliette recibe visitas de amigos, cuando llego del colegio ellos salen, siempre sonriente me saludan, me gusta saber que tiene buenos amigos que la distraen mientras pasa horas solas en esta enorme casa.
Sali temprano de clases, al llegar a casa decido entrar por la puerta de atrás ya que quiero ir directo a la cocina a comer algo rápido, al entrar escucho ruidos parecidos a los gemidos que suelo escuchar por las noches, supongo que mi tío ha regresado antes de lo previsto, pero estos provienen de la sala y no del cuarto, mi curiosidad me vence, por lo que me acerco lentamente, ocultándome.
Veo en el sofá a mi tía, desnuda arriba de un hombre que no es mi tío, es un hombre al parecer más joven, moreno musculoso. Los gemidos de ambos son cada vez más fuertes, me he quedado hipnotizada viéndolos desde mi escondite, me siento algo caliente, muerdo mis labios, aprieto mis muslos, parece como si algo sube de mis muslos hacia mi vientre, están a punto de terminar, lo sé por sus jadeos que convergen en un clímax que puedo sentir también dentro de mí.
Tía Juliette de pronto queda viendo hacia donde me oculto, parece sonreírme, sus ojos se clavan en los míos, me asusta, por lo que me aparto rápidamente, quedando detrás de la pared, ¿ella sabía que yo estaba viendo?, si es así ¿Por qué siguió? no lo sé. . .
Me he despertado sudorosa, he soñado con ese recuerdo de mi adolescencia, de hace más de quince años, cuando encontré a tía Juliette cogiendo con Franco, su amante y que al poco tiempo con él lo haría por primera vez, iniciando mi descontrol, mi lujuria.
“No se puede juzgar a quien satisface sus necesidades por instinto” una de las primeras lecciones que tía Juliette me enseño en esos días de turbulencia, de descarga de emociones, en la cual debía aprender a controlar antes de que ellas a mí, en especial la más común de todas, el amor.
Cada día Annette se mueve más en mi vientre, mis antojos por lo dulce se han intensificado, a pesar de ello trato de controlarme para no subir exageradamente de peso. Erick se encuentra en el trabajo, la dinámica de sus empresas ha regresado a la normalidad. Anna me visita todos los días y en ocasiones la acompaño a sus terapias, veo el gran avance en ella, aunque en ocasiones me queda viendo fijamente y por momentos un aura de oscuridad sombrea su rostro.Tengo casi dos semanas de no hablar con tía Juliette, lleva casi un mes de luna de miel, lo último que me pregunto es que si había iniciado la lectura del diario, la cual inicie a los días después de la boda, trato de leer lentamente para así apreciar los detalles y aprender con calma de todas sus vivencias.Al avanzar en mi lectura comprendo el porqué del título de este diario, “Los pecados de una ninfómana”, las situaciones que vivió son más intensas que las que he experimentado. Este diario me está permitiendo conoc
Han pasado casi tres meses desde esa noche de sorpresas, una cena que inicio como si fuese una reunión de negocios termino siendo un momento familiar inesperado, en especial para Erick que después de este tiempo aún no se lo cree, lo cual me causa gracia, además de sus indirectas para que siga el ejemplo de tía Juliette, sospecho que el hecho de ver que Daniel cazo a una Fortier para el matrimonio y él no, es algo que lo desconcierta más. Pero todas tenemos nuestro tiempo, no le he dicho que no sucederá.A pocos días de la boda se sienta la tensión en el ambiente, aun así, disfruto de estos tiempos de tranquilidad, aunque siempre alerta, desgraciadamente por mucho que Daniel asegure que estamos a salvo, mi instinto no me permite que me relaje por completo.Debo admitir que he logrado controlar mi ansiedad a pesar de mi estado de embarazo, el cual siempre creí que me alteraría más. Hoy tengo cita con la Doctora Blanco, Erick, Anna y tía Juliette me acompañaran ya qu
Nos dirigimos en el auto a la carretera principal, tía Juliette aún no sabe dónde será el punto de reunión, al parecer será una sorpresa, algo que a Erick incomoda, somos escoltados por otro vehículo, Anna se ve relajada, pero por su mirada sé que desea preguntarme sobre lo sucedido con Torres.Luego de veinte minutos hemos llegado al lugar donde Daniel nos espera y es el restaurante francés Petit Paris, un lugar con mucho significado, lleno de recuerdos.Al entrar somos dirigidos a un salón privado donde ya se encuentra Daniel esta vez solo con un mayordomo, se levanta para saludar con un beso enérgico a tía Juliette la cual le corresponde, por un momento creo que mejor sería dejarlos solos.Decidimos cenar primero para luego hablar, algo que a Erick no le agrada mucho, sé que él quiere saber exactamente el por qué estamos aquí, pero no le queda otra que tener paciencia ya que Daniel insiste que así sea y debo admitir que tengo hambre, dado mi estado gravídi
Miro mis manos cubiertas de sangre al igual que la cerámica blanca del cuarto de baño, logro ver una masa, cubierta de coágulos que ha salido de mi vagina, no hay duda he perdido al bebe.Mi pecho es invadido por un dolor indescriptible, otra vez me toca vivir algo así, doy golpes en el suelo maldiciendo por mi perdida, pero el sentimiento de culpa me invade otra vez, todas mis decisiones me han llevado a repetir la historia.─MALDITA SEA, lo he perdido ─otra vez mi corazón se parte en dos al perder la ilusión que iluminaría mi vida.─¿Es mi castigo no poder ser madre? ─no puedo evitar dejar de ver los restos de lo que sería mi hijo o hija.─Todo esto es mi MALDITA CULPA, me he equivocado, YA NO PUEDO MAS ─me repito esto una y otra vez entre lágrimas y gritos.Me cuesta incorpórame por el dolor, mis piernas no me responden. Escucho a lo lejos las risas que parecen acercarse, creo son de Jeaninne y Torres.─ERICK, ANNA, TIA JULIETTE, alguien
Las hojas de los árboles no se mueven, todo se ha pausado, no percibo el paso del viento o de una ventisca, las nubes grises parecen no moverse, no me había percatado del frio que hace, tampoco sé qué hora es.Mi corazón palpita otra vez a velocidad de galope, trato de controlarlo respirando lento y profundo, la sangre de mi rostro parece haberse retirado, las ganas de gritar me invaden para así salir de esta pesadilla.En segundos veo todos los sucesos que me han llevado a este momento, son tan rápidos los recuerdos que me provocan vértigo, mis manos manchadas aún con la sangre de Joseph tiemblan incontrolablemente.¿Por qué ha sucedido esto? Es mi culpa, no pude prevenir nada, mi instinto del que tanto me jactaba no ha servido, ahora la vida de la persona que amo y la del ser que crece en mi vientre, corren peligro otra vez, creo que estoy a punto de desmayarme.Salgo del corto trance en el que mi mente me ha llevado al escuchar mi nombre como un susurro.
Manuel en el suelo desangrándose, gritando, su rostro muestra, frustración, enojo, no sabe qué hacer, nos ve como pretendemos marcharnos desesperándolo más, se ha vuelto loco.Erick se revisa la pierna derecha, sigue sangrado, aunque no se ve que sea una herida tan profunda, logra incorporarse con algo de dificultad, mientras apunta con el arma al que le disparo, puedo ver en sus ojos sus ganas de disparar.─Erick, no vale la pena, debemos irnos.─Señor Hamilton, no pierda su tiempo, deben irse lo más pronto posible.─Este maldito, amenazo a mi mujer, a mi hijo y a mí, no merece misericordia.─Tienes razón Erick, pero hazlo por nosotros.─¿Tú hijo?, ¿Nosotros? ¿Estas embarazada? ─Manuel me ve directamente, su mirada me estremece.─Señor Hamilton deben irse, por favor ─Joseph insiste.─HAS EMBARAZADO A LA ZORRA DE NICOLETTE FORTIER ─Manuel ríe a carcajadas que provocan más Erick.El estruendo sonido de un disparo vuelve a in
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