Despues de la sesion de sexo en aquel cuarto, entramos en la ducha los dos juntos, lavando mi cuerpo mi esposo con mucha sensualidad y muy despacio, entreteniendose en mi sexo, dandome otro orgasmo antes de salir de la ducha. Una vez que ya estabamos vestidos, nos fuimos de aquel cuarto hacia donde estaba la barra dado que estabamos los dos sedientos. Se acercó el simpático camarero a nosotros pidiendo, mi marido un cosmopolitan para mi y un vaso de whisky para él. Minutos después nos marchamos del local hacia donde estaba el coche, arrancando Mario para volver a nuestra casa. Al llegar lo aparco en el garaje, me abrió la puerta, cogió las bolsas que habían en el maletero y entramos en casa viendo a la cocinera entrar en la cocina sonriendo.
—- Hola Josefina, ya estamos en casa, huele de maravilla lo que has hecho — le dije.
—- Gracias señora, es mi especialidad y lo que más le gusta al señor y al pequeño Lucas — respondió.
—- Son dos comilones — le dije sonriendo.
Me fui hacia el sal