De los vestidos que me mando la organizadora al correo, elegí el que mas me gusto y creí oportuno para una boda como iba a ser la mía con el multimillonario. Era largo, blanco, de corte princesa con algo de pedrería y falda bordada, con un escote algo pronunciado y espalda totalmente al descubierto. Era un precioso vestido, iba a casarme con Mario como si fuera la novia más enamorada que existiera y entusiasma con su boda. El menú lo elegí el más sencillo, preferí una cena y así al terminar pensé que Mario estaria algo borracho y cansado y que me libraría esa noche de ser suya, aunque sabía que ya le pertenecía desde que firmé el dichoso contrato matrimonial. En cuanto a los invitados, yo solo tenía a mis dos amigos, pero no tenía ni idea de a quién iba a invitar mi futuro esposo, así que espere a decírselo a la organizadora, pues no quería llamar a Mario por si se volvía a molestar conmigo.
—- Bueno amiga, creo que deberias de ir a un salon de belleza y después tenemos que irnos al c