Sofia se mantuvo en silencio, Naven ni siquiera Expuso ninguna palabra más después del acto sexual, y dé esa manera fueron pasando las horas, pasando en la misma cama, cuerpo con cuerpo.
El sol apenas se asomaba por las cortinas del dormitorio, iluminando tenuemente los bordes de los muebles y las sábanas desordenadas que aún conservaban el calor de la madrugada. Sofía se incorporó con lentitud, un dolor sordo recorriendo su cuerpo mientras se llevaba una mano al cuello, todavía con el recuerdo de lo ocurrido algunas horas antes.
Naven no estaba allí. Otra vez. Quizás Naven se ha despertado temprano y abandono la habitación, quizás no quería verla.
El silencio en el dormitorio la abrazó como una niebla espesa, dándole unos minutos para respirar, para intentar ordenar sus pensamientos. Pero no podía. Su mente era una maraña de emociones no dichas, de gestos que se quedaban flotando en el aire, sin explicación.
Se levantó sin hacer ruido, caminando descalza hasta el baño. Quería una duc