¿Qué si me duele?
Me duele muchísimo.
Al caminar, no quiero parecer incomoda, me sentí extraña, pero feliz, sentía que algo en mi va a explotar de alegría, conteniéndome por completo.
Caminé hacia la fiesta, de nuevo, no sabía qué hora era, la fiesta estaba en su punto, chicos saltando y bailando, bebiendo e incluso, en un rincón alejado había chicos “tocando”, hacían un poco de tonterías a causa de la hierba.
Busqué entre los chicos a Gabriel, pero no lo encontré en la pista, encontré a Kim bailando.
—¡Hey! —chistó ella —¿Dónde estabas?
Tragué en seco.
—El profesor Rossetti nos encontró a Gabriel y a mí en la biblioteca.
Kim me miró fijamente, como escrutándome.
—¿Pasó algo?
Sentí un poco de nervios, me rasqué el brazo.
—No… se puso furioso cuando vio a Gabriel conmigo, besándonos —susurré —lo sacó a la fuerza a Gabriel y me esperé al regaño.
—¿Por qué tienes otra ropa?
—¿Eh? —miré hacia abajo, solo me había puesto un jean —mí, mi falda estaba sucia.
Sí, claro, estaba sucia por... no