Sentado en el asiento trasero del coche, Joel iba dirección a casa del hombre.
No podía evitar sentirse asustado.
Pronto divisó el imponente edificio de Bale.
Ian entró al parking subterráneo y estacionó el vehículo.
Saliendo en primer lugar, abrió la puerta de atrás.
Joel abandonó el coche.
Mirando al chófer, le preguntó:
-¿Hoy también te quedas en el bajo?-
-Sí señor- respondió éste sonriendo.
Echándole valor, Joel anduvo hacia el ascensor.
Volvió a mirar al hombre para seguidamente desaparecer tras las puertas del aparato.
Durante su ascenso, empezó a temblar y a sudar.
Bruscamente se abalanzó sobre los botones y pulsó el de stop.
El ascensor dio una sacudida.
Joel comenzó a dar vueltas por el amplio espacio del elevador
-Dios mío, Dios mío, no puedo, no puedo, voy a caer, voy a caer como un gilipollas, lo sé, lo sé, no voy a...- dando un gritito, notó que volvía a