Cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue el techo blanco.
Por un momento, no pude recordar dónde estaba. Luego, un dolor atravesó mi brazo izquierdo y mi cuello, y gemí suavemente.
Todo volvió de golpe: la subasta, la caída de Mia, la ira de Steven, mi accidente… y ahora, estaba en un hospital.
Giré la cabeza lentamente, gimiendo. Mi brazo estaba envuelto en yeso y un collarín blanco rodeaba mi cuello. Mis labios estaban secos, y me dolía la cabeza, pero todo lo que podía pensar era en Mia.
Presioné el timbre de la enfermera. Cuando una entró, pregunté débilmente:
—Por favor… ¿qué hospital es este?
Ella sonrió con amabilidad.
—Hospital General de San Andrés.
Mis ojos se abrieron de par en par. Ese era el mismo hospital cerca del centro de subastas.
—¿Sabe si hay otra paciente Thompson aquí? —pregunté con la voz tensa—. ¿Mia Thompson?
La enfermera asintió.
—Sí, también la trajeron anoche. Su familia está aquí con ella.
Mi pecho se apretó.
—Gracias…
En cuanto la enfermera salió, me i