Mira TomásTengo una hermana gemela. Desde el día en que nacimos, Mía Tomás me ha quitado todo: el amor de nuestros padres, mi lugar en la familia, mi voz… y ahora, también se lo estaba llevando, y yo no podía hacer nada al respecto.El comedor olía a cordero asado, arroz especiado y al tenue aroma de los lirios del jarrón en el centro de la mesa. Todo estaba perfecto, como siempre. A padre le gustaba la perfección: los platos de oro relucientes, el suelo pulido y las hijas obedientes.Al menos, una hija obediente.Me senté en silencio en el extremo de la mesa, con los ojos fijos en mi plato. A mi lado, Mía se rió de algo que dijo padre. Su risa llenó la habitación como el sonido de pequeñas campanas. El rostro de madre se suavizó al mirar a su hija favorita. Solía pensar que sonreía así a todos, hasta que crecí lo suficiente como para notar que nunca me sonreía de esa manera.Solo era la hija extra, la que nació unos minutos más tarde, la única que recordaban cuando necesitaban a alg
Leer más